Soy el nuevo jefe de mis antiguos compañeros
- Cyndi Viscellino Huergo
- 3 sept 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 4 sept 2019
Algunos de nosotros tenemos intenciones de hacer una carrera en la empresa para la que trabajamos. Vamos desplegando aptitudes, madurando actitudes, desarrollando talentos, llevando adelante con eficiencia nuestras asignaciones, generando redes entre nuestros colegas, compañeros y, con suerte, algún tipo de impacto en nuestros superiores.
Entonces un día lo logramos: nos promueven. En el mismo área en la que hasta ayer compartíamos con algunos de nuestros compañeros tareas, exigencias y comentarios de distinto tenor con respecto a las actividades, al sector, a nuestros superiores y a la empresa.
Pasamos a ser los nuevos jefes de nuestros antiguos compañeros.
Y se nos abre una pregunta, entre muchas otras: ¿cómo hago para que ellos me vean como su jefe sin que me consideren un "traidor", un "espía", un "enemigo"? ¿Cómo sostener la confianza ganada y, al mismo tiempo, llevar adelante la tarea de ser su superior, asignarles tareas, supervisar su labor?
Tendemos a pensar que necesitamos cambiar quienes somos para poder desempeñar un rol. Nos cuesta trabajo considerar que no somos sólo lo que hacemos, sino que lo que hacemos es un reflejo de quienes somos. Si somos personas confiables, si nos manejamos con integridad y respeto, si nuestra tarea es llevada a cabo mientras nuestras formas de relacionarnos con compañeros, superiores, proveedores, clientes, subordinados está basada en la interrelación humana considerando al otro como a nosotros, pasar a ser el jefe de nuestros compañeros no debiera revestir mayor inconveniente que la incomodidad inicial de adaptarnos a ejercer un nuevo rol con responsabilidades diferentes a las que llevábamos a cabo hasta hace un par de días.
En una posición como esta, la oportunidad de demostrar nuestra capacidad de liderazgo democrático se pone en juego. Somos las personas que tienen la ventaja de conocer relativamente bien a nuestros nuevos subordinados, cómo y en qué tiempo se realizan las tareas que a partir de hoy pasamos a coordinar, saber las dificultades que conllevan, las ideas que mis antiguos compañeros tienen sobre cómo optimizar las mismas a partir de lecciones aprendidas en el campo, qué de lo realizado es visible por los superiores y qué no, etc. Conocemos las insatisfacciones que pudieran estar latentes en el área con las que aún no se ha hecho algo al respecto.
Con todo esto (y mucho más) podemos ser los nuevos mediadores entre nuestros antiguos compañeros y nuestros nuevos superiores para la mejora del sector. Podemos convertirnos en el nexo confiable acompañando sugerencias y necesidades de ambas partes para que se concilien en potenciales soluciones a conflictos existentes y aquellos aún no resueltos. Tenemos las herramientas para poder generar un equipo de trabajo sinérgico y/o mejorar el que ya esté establecido.
Sostenernos en nuestros valores, posicionando a las personas por sobre las tareas, aumenta el rendimiento por objetivos. Y aunque esto parece obvio en los últimos años en los que las tendencias hacen hincapié en el "empleado feliz" por sobre el "empleado eficiente", sigue siendo un desafío no desviar la atención de lo importante. Escucharnos activamente y actuar pro-activamente en pos del beneficio del conjunto por sobre el "sálvese quien pueda" requiere de ir desarrollando nuestra capacidad de empatía y auto-empatía, de comprensión y animosidad de vernos, de mostrarnos valientemente vulnerables para mejorarnos como personas y profesionales, de estar disponibles a recibir observaciones y unir talentos singulares para sortear obstáculos que a veces parecen insalvables. Para lograr esto es fundamental que sigamos alimentando la confianza. Y la confianza no se construye si no nos mostramos coherentes y alineados entre lo que pensamos, proponemos, hacemos y decimos.
Soy el nuevo jefe de mis antiguos compañeros. Pero soy la misma persona, con los mismos valores, con un nuevo desafío que necesita de ellos para poder lograr sus objetivos y ayudarlos a lograr los propios. Soy la persona que necesita recordar el aprendizaje del lugar de donde proviene, realizar nuevos aprendizajes y mantenerse leal a los principios de colaboración humana.
No es fácil. Pero es simple. Y sumamente gratificante.
Cyndi Viscellino Huergo © 2019 Todos los derechos reservados
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