Al vesre*
- Cyndi Viscellino Huergo
- 23 sept 2019
- 2 Min. de lectura
Cuando nací estaba claro que como cualquier neonato, sabía leer perfectamente.
Con mi mirada aún borrosa leía: “Neonatología”, “Sólo personal del hospital”, “Maternidad”, “Viértanse los desperdicios en este contenedor sanitario”, "Salida Av. Las Heras".
"¡Qué bueno!", me dije. "¡Acá afuera está lleno de carteles! ¡Qué fácil es saber dónde estoy! ¡Qué fácil es ¡saberlo todo!"
Me dije "los adultos son brillantes, hacen que todo sea fácil acá afuera". Hasta que empecé a ver a mis padres y allegados mirándome fijo, haciendo muecas y gesticulando mientras emitían sonidos raros. “¿Qué hacen? ¿¡Por qué no me escriben!? ¡Si así entiendo perfecto!”
Pero no, ellos insistían con esos balbuceos ininteligibles mientras señalaban cosas o hacían gestos:
- "¡Ajó!"
- "Babau"
- "Pupo"
- "Nana"
- "Tutú"
- "¡Ca-tá!"
...y así.
No me acuerdo cuándo pero un día empecé a hablar ese idioma extraño en el que se manejaban. Será que repetían y repetían todo, toooooodo el tiempo. Entonces, empezamos a tener conversaciones cortas, bizarras pero divertidas. Porque cuando yo repetía, ellos aplaudían y se reían. Así que decidí seguirles la corriente.
Un día me asusté mucho cuando, ya a mis dos años, miré un cartel y no entendí nada. Me desesperé. Como ya caminaba, cuando encontraba lapiceras o lápices en algún lugar, los agarraba fuerte y llenaba las paredes de símbolos que yo sabía que significaban algo, pero no me acordaba qué. Todas las paredes, los zócalos, escritos con mis signos. Mi mamá me retaba y los limpiaba. Cada vez que yo iba en camino de recordar lo que eran esas arañitas, mi mamá las borraba. ¡Qué frustración!
Así fui madurando, cada vez escribía y dibujaba menos en las paredes...pero entendía más a los adultos.
Para la época en que comencé la escuela ya no reconocía ninguno de los círculos, las rayas, las elipses y otras geometrías que constituían las letras. Tuve que empezar todo de nuevo. Palote, palote, palote...ma-má, pa-pá, "mi mamá me ama".
De adulta, ya hablo algo de lo que debiera, leo lo que quiero y escribo lo que puedo.
Y de tanto en tanto, añoro aquellos días de neonata en los que el Quijote me era más fácil que decir “ajó”.
Cyndi Viscellino Huergo © 2019 Todos los derechos reservados
*vesre («revés», “al revés”) es un mecanismo de formación de palabras que consiste en la permutación o metátesis de las sílabas de un vocablo. Se trata de un vocablo del lunfardo (jerigonza rioplatense popularizada por tangueros a principios del siglo XX).

"Este es el cartel que has estado buscando"
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